miércoles, 31 de octubre de 2007

Las mejores vestidas a la boda real española

Seis minutos después de las once de la mañana Doña Letizia llegaba a las puertas de la Catedral de la Almudena de Madrid. En realidad tenía que haber llegado a pie luciendo por la alfombra roja, como hacen las novias reales, su espectacular traje nupcial pero llovía… Llovía mucho, tanto que la incesante lluvia impidió a la novia, para decepción de todos, hacer el paseillo más esperado. Tuvimos que conformarnos, sin remedio, con un breve pero intenso momento de emoción: su salida del coche, ya en el mismísimo pórtico de la Iglesia y el consiguiente minuto de gloria al tiempo que nos desvelaba su secreto mejor guardado. El vestido de novia Como era de esperar, la periodista que se convirtió en protagonista de sus propias noticias estaba radiante y tremendamente elegante gracias a un espectacular traje nupcial firmado por el gran maestro de la costura, Manuel Pertegaz. Un modelo en faya de seda natural creado por el experto en tejidos Rafael Catalá, de corte princesa dotado de una aparente sencillez y un exquisito patronaje cuya parte superior, ceñida al cuerpo, terminaba en un favorecedor escote pico con cuello corola bordado en hilos de plata y oro con motivos heráldicos como la flor de lis, las espigas de trigo, los tréboles y los madroños que también remataban las mangas y la parte baja del vestido. Otro de los detalles que más sorprendieron fue la ausencia de cortes a la altura de la cintura consiguiendo una silueta de una sola pieza terminada en una cola de cuatro metros y medio. Por velo, la Princesa de Asturias lució un manto de corte hecho de tul de seda natural en color blanco roto y bordado a la aguja con motivos de la flor de lis y la espiga de trigo. Una pieza con un significado muy especial para ella ya que se trataba de un regalo de su príncipe azul. Remataban el look, unos zapatos de punta afilada y 10 cm. de tacón de la diseñadora Pura López, un pañuelo en holganza de algodón con bordados a mano de flor de lis, lirios y espigas rodeando las armas del Príncipe de Asturias, un abanico del siglo XIX, montado a la inglesa, con varillaje y padrones de madreperla y un espectacular ramo formado por lirios, como emblema de los Borbones, rosas por ser las flores de mayo, flores de azahar, en homenaje a la Condesa de Barcelona y a Doña María de las Mercedes de Orleáns y Borbón, flor del manzano, en homenaje al principado de Asturias y espigas de trigo, símbolo de fecundidad, esperanza y alegría. Además de una liga elaborada por un sastre español que hace todas las ligas para las casas reales. En fin, a Doña Letizia no le faltaba ni un solo detalle para convertirse en una auténtica Princesa. La joyas de la Princesa Ésta era, sin duda, otra de las grandes incógnitas del 22 de mayo. Sin embargo, una corazonada nos hizo pensar a todos los que hemos seguido paso a paso este noviazgo, que la diadema que llevaría Doña Letizia sería la que recibe el nombre de helénica. Y así fue… Una elegante joya de estilo Imperio que en 1962 lució nuestra Reina en Atenas el día de su boda con el entonces Príncipe don Juan Carlos y que antes había coronado, también en sus esponsales a las Princesas Federica y Victoria Luisa de Prusia, madre y abuela de nuestra Reina. Por tanto, una alhaja con una gran carga sentimental para Doña Sofía. Montada en platino y diamantes, la tiara está formada por pequeñas columnas que recuerdan al Partenón y dos filas de hojas de laurel que emulan a las que usaban para premiar a los atletas vencedores en la antigua Grecia. La pieza se remata con un valiosísimo diamante central en forma de pera. Por cierto, Doña Letizia también lució un par de pendientes, regalo de Sus Majestades los Reyes, de diamantes en forma de aretes. La mejor vestidas de la Boda Podríamos decir que ha sido una boda con mayúsculas en lo que a moda se refiere ya que las etiquetas de lujo, nacionales e internacionales, de los trajes de las invitadas han brillado a pesar de la lluvia. Chanel, Yves Saint Laurent, Valentino, Givenchy, Dior, Lorenzo Caprile, Petro Valverde, Jesús del Pozo, Miguel Palacio, Roberto Torretta o Eduardo Ladrón de Guevara han sido los favoritos de las asistentes a la boda real. Éste es el análisis de los más admirados del 22 de mayo. Del maestro italiano Valentino vimos a la Princesa de Holanda Máxima Zorreguieta con un dos piezas de abrigo y vestido en un tono champán absolutamente favorecedor con pamela de Philip Treacy, a la Princesa de Noruega, Mette Marit, con un traje de chaqueta de satén en azul pastel, a Rosario Nadal, con un elegante abrigo en rosa palo a juego con pamela, también de Philip Treacy, a la Princesa Marie Chantall Millar, embarazada y bellísima con un traje dos piezas en tonos gris perla y azul aderezado con perlas y a Paloma Cuevas también con pamela y dos piezas en tonos beige y champán. Diseños de Tom Ford para Yves Saint Laurent, eligieron la Princesa Kalina de Bulgaria y la Princesa Yasmina, la esposa del Príncipe Reza Palevi, hijo de Farah Diba. Rania de Jordania, una de las más esperadas, nos sorprendió a todos con un modelo de Alta Costura de Givenchy, tal vez demasiado largo para ser una boda de mañana pero elegantísimo al fin y al cabo. Se trataba de un conjunto de camisa de seda natural en tono crudo con una falda en encaje de chantilly superposado de bandas en tul plisado sobre muselina en una suave seda malva. Desde luego, una auténtica maravilla. Chanel fue la etiqueta escogida por la Princesa Carolina de Mónaco que, por cierto, llegó sola a la Catedral de la Almudena y de Clotilde Coureau, esposa del Príncipe Filiberto de Saboya. Dior, cómo no, fue la mejor tarjeta de presentación de la Princesa Beatriz de Orleáns y sus dos hijas, Adelaida y Clotilde. Otra etiqueta que no podía faltar, tratándose de la Infanta Doña Elena, era Christian Lacroix, elegantísima, como siempre con un traje de chaqueta de inspiración claramente española con torera en terciopelo rosa y adornos superpuestos y falda de encaje. Noor de Jordania, de Oscar de la Renta, apareció impecable y, como siempre, bellísima ataviada con el pañuelo blanco típico en su país. Jesús del Pozo vistió a la Infanta Doña Cristina con un bellísimo traje con abrigo calado en tonos verdes. La pamela era de Mabel Sanz, en rafia parasisol asimétrica con adorno de picos en tono champán y los zapatos de Pura López. También fue este diseñador el elegido por Alexía de Grecia que también lució abrigo, éste en azul verdoso con pamela también de Mabel Sanz, ésta de rafia parasisol en tono natural con hojas de organiza de piña en verdes y azules degradé. María Zurita prefirió al maestro Elio Berhanyer para su traje de invitada. En tono sandía y a juego con una bonita pamela de Charo Iglesias. De Elena Benarroch fueron gran parte de las invitadas, como por ejemplo, Sonsoles Espinosa, esposa del Presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, que lució un delicado vestido de gasa en marrón chocolate a juego con un chal con una manga en seda del mismo tono. Sombrero de Philip Treacy, bolso de Nuria Llamas y zapatos de Walter Steiger o Carmen Romero, esposa del ex presidente del gobierno Felipe González, que también optó por un color oscuro, un original sombrero firmado por Treacy y unos pendientes de ámbar diseñados y esculpidos por su marido. Y en esta lista de invitadas con estilo, debemos incluir a las dos hermanas, Erika y Thelma y a la madre de Doña Letizia, Paloma Rocasolano, las tres de Felipe Varela, uno de los diseñadores fetiche de la nueva Princesa de Asturias. Para terminar, como siempre, alguna que otra nota discordante como la de la Princesa Marta Luisa de Noruega vestida en homenaje, suponemos, a España por aquello de los colores rojo y amarillo. Y hablando de los tonos de la bandera, Ágatha Ruíz de la Prada, de ella misma, como de costumbre lució un curioso vestido trapecio con los tonos de la bandera pero la republicana… en fin, ella es así. El tocado, por cierto, era de Mabel Sanz. La Reina Doña Sofía Ciertamente nuestra soberana merece un capítulo aparte ya que, una vez más, brilló por su sencillez y elegancia con un traje en tono champán de Margarita Nuez, largo y en seda satinada. La Reina lució mantilla como suele hacer en las grandes ocasiones, negra en encaje de chantilly con un broche en forma de lazo, herencia de la Reina Victoria Eugenia de Battemberg, abuela del Rey Don Juan Carlos y un aderezo formado por collar y pendientes de diamantes y esmeraldas de su joyero privado.

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