La incidencia de alergias alimentarias ha aumentado considerablemente en las dos últimas décadas.
Aunque desde la perspectiva de la medicina ortodoxa no se ofrece una explicación plausible a esta situación, desde una perspectiva alternativa se piensa que las causas son:
El estrés, la polución medio ambiental, la introducción precoz de alimentos sólidos a los bebes (especialmente de los alimentos ya preparados), la manipulación genética de las plantas(pues pueden establecer reacciones no conocidas en el cuerpo humano); así como el abuso de los lácteos, las bebidas envasadas y los alimentos precocinados o con mucha manipulación industrial.
Es interesante la marcada incidencia de estas alergias en ciertas familias, lógicamente influida por las costumbres alimenticias comunes.
Nuestra dieta es de vital importancia para el desarrollo de los microorganismos que conviven con nosotros, evidentemente según como alimentamos a "nuestros socios intestinales" permitimos el mejor crecimiento de unos o de otros.
La flora intestinal suele estar alterada en niños con alergias alimentarias, reduciéndose el número de bifidobacterias y lactobacilos, y aumentando las enterobacterias.
La alimentación rica en fibra, como cereales integrales, frutas y verduras preferentemente de la temporada, así como lácteos previamente fermentados como Kefir o yogur natural, provee a muchos microorganismos intestinales de su alimento indispensable.
Hay que señalar también los efectos de los antibióticos sobre la flora intestinal. En España se consumen cada año 700 toneladas de antibióticos de las cuales se calcula que la mitad son para consumo humano (la otra mitad se destina al consumo veterinario, repercutiendo al final sobre las personas que consumen estos productos).
Según informes oficiales más de la mitad de los antibióticos usados son innecesarios, y por ello potencialmente nocivos. Con todo lo señalado tenemos el cuadro perfecto para padecer las mal llamadas alergias
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