Siempre se ha dicho que la vitamina C es muy beneficiosa para prevenir el resfrío. Esto es cierto pero no es la única función que desempeña dentro de nuestro organismo.
Las funciones protectoras de esta vitamina son múltiples. Una de ellas es su gran aporte a la cicatrización debido a que acelera la formación de tejido conectivo contribuyendo a prevenir las hemorragias. Tiene, además, una acción desintoxicante en caso de administración de medicamentos y actúa como barrera para las toxinas provenientes de células enfermas.
Por otro lado, otra de las grandes funciones de la Vitamina C es evitar las intoxicaciones, reacciones alérgicas y el choque anafiláctico causado por las drogas. Es un elemento reaccionario a toda sustancia que llegue a la sangre y, si se administra en cantidad, anula la potencial toxicidad del flúor, la sacarina y otros edulcorantes artificiales.
Por último, un aporte adecuado de Vitamina C previene la rotura vascular y la formación de coágulos dañinos. La carencia de ésta se manifiesta del deterioro de los principales capilares, convirtiéndose así en una causa de ataques cardíacos y cerebrales.
Luego de varias investigaciones se arribó a la conclusión de que la Vitamina C es de crucial importancia en nuestro organismo y puede tranquilamente reemplazar la acción terapéutica de los antibióticos.
Las principales fuentes de este nutriente son casi exclusivamente las frutas y verduras. Los alimentos en los que abunda son el kiwi, mango,ananá, cítricos en general, melón, pimientos, tomate, los derivados de la familia de los coles y espinacas.
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