El debate es tan conocido como histórico. En las mujeres, por ejemplo, descubrieron que el rendimiento deportivo es directamente proporcional al número de orgasmos. Qué les sucede a ellos
En relación al sexo y el deporte se han tejido infinidad de creencias y mitos que por suerte con el paso del tiempo se está revirtiendo ya que hay investigaciones médicas que no sólo manifiestan que mantener relaciones con una pareja estable no baja el rendimiento sino que lo mejora, por aumento de la hormona testosterona, tanto en hombres como en mujeres atletas y saltadoras.
Según explicó el médico deportólgo Norberto Debbag, la testosterona es una hormona sexual predominantemente masculina, con una proporción 10 a 15 veces superior a la de la mujer, que es sintetizada a partir del colesterol por las células de Leydig, que se encuentran en el testículo, generando espermatozoides (espermatogénesis) y aportan los caracteres sexuales masculinos (distribución del vello, la voz, desarrollo muscular, etc.). En la mujer, está presente en los ovarios.
Las propiedades de la hormona están relacionadas con su capacidad de actuar en el metabolismo proteico, en el crecimiento muscular, aumentar el depósito de la fosfocreatina y la síntesis de glucógeno muscular, en el crecimiento óseo, estimular la eritropoyesis (glóbulos rojos), motivar y dar agresividad, provocar cerramiento del cartílago de conjunción, en los niños.
Es una hormona que juega un papel importante en el equilibrio que se produce con el entrenamiento, sus niveles en sangre están más elevados durante la mañana, ya que la liberación se produce durante el sueño o en el entrenamiento. Es transportada en sangre por proteínas y se transforma en Dihidrotestosterona que es la forma activa y lista para actuar.
Durante el entrenamiento, a los pocos minutos la testosterona se eleva lentamente en sangre y alcanza el pico máximo entre los 30 y 40 minutos, luego comienza el descenso alrededor de los 90 minutos, en que el rendimiento físico disminuye y se debe esperar hasta que se recuperen nuevamente los valores de testosterona que es alrededor de los 40 y 60 minutos y poder iniciar otra etapa de entrenamiento. De esa forma, se logra que cada etapa aumente los niveles en sangre.
Al comienzo de un entrenamiento es conveniente comenzar con ejercicios dinámicos y poliarticulares.
Hay estudios que han demostrado que ejercicios cortos e intensos, producen buenos niveles de testosterona, a diferencia de ejercicios extenuantes y prolongados que bajan significativamente los niveles de la hormona.
El doctor A. Jannini de la Universidad L' Aquila en Italia, estudió el efecto del sexo antes de las competencias y concluyó que estimula la producción de testosterona y aumenta la potencia de los atletas.
Otro estudio israelí, encabezado por el doctor Alexander Olshanietzky investigó antes de los juegos olímpicos de Atlanta, en 1996, que el rendimiento deportivo de las mujeres estaba directamente vinculado con el número de orgasmos, especialmente en velocistas y saltadoras. Determinaron que a más orgasmos, mayor rendimiento.
El doctor Juan Sánchez García, de España, demostró que no hay diferencias en los dosajes en sangre de testosterona basal entre deportistas y sedentarios, y sí un aumento significativo de la hormona tras la competición.
Las conclusiones
Más allá de los mitos, está demostrado que la testosterona natural producida por el organismo, aumenta en sangre, durante el sueño, según el tipo de entrenamiento deportivo y con las relaciones sexuales. Éstas (las relaciones) en forma controlada, con pareja estable, la noche previa a la competencia u horas antes, es músculo relajante, placentero y produce aumento de las endorfinas (sustancias que producen sensación de bienestar).
El desgaste físico se calcula alrededor de 100 calorías aproximadamente, que equivale a subir dos pisos o caminar cuatro cuadras rápido, no implica un agotamiento físico.
Paradójicamente, hay estudios que demuestran que las mujeres teniendo menos nivel de testosterona, con el orgasmo aumentan dicha hormona e incrementan el rendimiento en velocistas y saltadoras.
Lo que los profesionales no aconsejan, son los productos sintéticos (testosterona) como los anabólicos esteroides, considerados drogas prohibidas en el deporte y con efectos adversos importantes.
Según explicó el médico deportólgo Norberto Debbag, la testosterona es una hormona sexual predominantemente masculina, con una proporción 10 a 15 veces superior a la de la mujer, que es sintetizada a partir del colesterol por las células de Leydig, que se encuentran en el testículo, generando espermatozoides (espermatogénesis) y aportan los caracteres sexuales masculinos (distribución del vello, la voz, desarrollo muscular, etc.). En la mujer, está presente en los ovarios.
Las propiedades de la hormona están relacionadas con su capacidad de actuar en el metabolismo proteico, en el crecimiento muscular, aumentar el depósito de la fosfocreatina y la síntesis de glucógeno muscular, en el crecimiento óseo, estimular la eritropoyesis (glóbulos rojos), motivar y dar agresividad, provocar cerramiento del cartílago de conjunción, en los niños.
Es una hormona que juega un papel importante en el equilibrio que se produce con el entrenamiento, sus niveles en sangre están más elevados durante la mañana, ya que la liberación se produce durante el sueño o en el entrenamiento. Es transportada en sangre por proteínas y se transforma en Dihidrotestosterona que es la forma activa y lista para actuar.
Durante el entrenamiento, a los pocos minutos la testosterona se eleva lentamente en sangre y alcanza el pico máximo entre los 30 y 40 minutos, luego comienza el descenso alrededor de los 90 minutos, en que el rendimiento físico disminuye y se debe esperar hasta que se recuperen nuevamente los valores de testosterona que es alrededor de los 40 y 60 minutos y poder iniciar otra etapa de entrenamiento. De esa forma, se logra que cada etapa aumente los niveles en sangre.
Al comienzo de un entrenamiento es conveniente comenzar con ejercicios dinámicos y poliarticulares.
Hay estudios que han demostrado que ejercicios cortos e intensos, producen buenos niveles de testosterona, a diferencia de ejercicios extenuantes y prolongados que bajan significativamente los niveles de la hormona.
El doctor A. Jannini de la Universidad L' Aquila en Italia, estudió el efecto del sexo antes de las competencias y concluyó que estimula la producción de testosterona y aumenta la potencia de los atletas.
Otro estudio israelí, encabezado por el doctor Alexander Olshanietzky investigó antes de los juegos olímpicos de Atlanta, en 1996, que el rendimiento deportivo de las mujeres estaba directamente vinculado con el número de orgasmos, especialmente en velocistas y saltadoras. Determinaron que a más orgasmos, mayor rendimiento.
El doctor Juan Sánchez García, de España, demostró que no hay diferencias en los dosajes en sangre de testosterona basal entre deportistas y sedentarios, y sí un aumento significativo de la hormona tras la competición.
Las conclusiones
Más allá de los mitos, está demostrado que la testosterona natural producida por el organismo, aumenta en sangre, durante el sueño, según el tipo de entrenamiento deportivo y con las relaciones sexuales. Éstas (las relaciones) en forma controlada, con pareja estable, la noche previa a la competencia u horas antes, es músculo relajante, placentero y produce aumento de las endorfinas (sustancias que producen sensación de bienestar).
El desgaste físico se calcula alrededor de 100 calorías aproximadamente, que equivale a subir dos pisos o caminar cuatro cuadras rápido, no implica un agotamiento físico.
Paradójicamente, hay estudios que demuestran que las mujeres teniendo menos nivel de testosterona, con el orgasmo aumentan dicha hormona e incrementan el rendimiento en velocistas y saltadoras.
Lo que los profesionales no aconsejan, son los productos sintéticos (testosterona) como los anabólicos esteroides, considerados drogas prohibidas en el deporte y con efectos adversos importantes.
1 comentario:
ola amixo ps esto esta un poco salido de onda o no??
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