jueves, 7 de agosto de 2008

Es posible volver a tener una "rodilla normal" luego de una operación de ligamentos cruzados

Especialistas argentinos recibieron el premio al mejor trabajo sobre un tema de anatomía quirúrgica. "Tratamos de buscarle una respuesta a las complicaciones y fallas técnicas más comunes en éstas cirugías", dijo uno de los investigadores
Un equipo de especialistas en traumatología y anatomía del Hospital Universitario Austral y la Universidad de Buenos Aires realizaron un trabajo sobre la ruptura de los ligamentos cruzados y cómo operarlos para minimizar los riesgos. El estudio les valió el premio “Avelino Gutiérrez 2007” que entrega cada dos años la Academia Nacional de Medicina.

La ruptura de los ligamentos cruzados de la rodilla es una lesión frecuente e inesperada entre los deportistas. Pueden llegar a arruinar las carreras de las estrellas o al menos a perjudicarlas un poco. De hecho, el golfista número uno del mundo, Tigre Woods, se sometió a fines de junio a una cirugía tras una ruptura en el ligamento cruzado anterior, y no puede volver a jugar en lo que resta de la temporada.

Los médicos aconsejan entrenarse y no realizar un deporte exigente sin la correcta preparación, pero las roturas pueden ocurrir igual, por caídas, golpes o accidentes, cuando que los huesos de la pierna, el fémur y la tibia, se tuercen en direcciones opuestas bajo el peso del cuerpo.

Los ligamentos cruzados, encargados de articular ambos huesos, se quiebran y, por la complejidad de su estructura, no es fácil repararlos y que queden como antes. La rotura implica el compromiso de vasos sanguíneos, nervios y huesos y, si no se resuelve correctamente, a la larga conduce a una artritis precoz en la rodilla.

“Si bien la cirugía es muy común y en general los resultados son buenos, existe un alto porcentaje de fracasos por fallas técnicas”, aseguró el doctor Marcos Galli, del Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Universitario Austral (HUA). Explicó, por ejemplo, que después de la operación, entre un 40 y un 60% de los pacientes sienten adormecimiento o molestias: “Se quejan de que no pueden arrodillarse”.

Motivados por estos errores quirúrgicos, miembros del staff de Traumatología y Ortopedia del HUA junto con docentes de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y Homero Bianchi, Jefe de la cátedra de Anatomía de la UBA, decidieron poner en marcha un proyecto para evaluar cómo optimizar los resultados de la operación.

Depurando las técnicas
Existe más de un modo de reconstruir los ligamentos cruzados, algunos mejores que otros. Los médicos decidieron comparar los resultados de cada uno para definir finalmente cuál es el método que menos complicaciones acarrea.

“Nuestro propósito es comunicar los detalles de técnica quirúrgica de la reconstrucción de ligamentos cruzados que disminuyen los riesgos”, resumió Galli. Algunos de estos “detalles” son en realidad esenciales para que una persona operada vuelva a tener una rodilla normal: el injerto que se elija, la mejor posición para colocarlo y la técnica de incisión, por ejemplo.

Dos años y tres trabajos agrupados bajo el título “Anatomía de los ligamentos cruzados de la rodilla en relación con la cirugía” fue el saldo de la investigación de los especialistas, que a fines de 2007 recibieron el primer premio “Avelino Gutiérrez” que entrega cada dos años la Academia Nacional de Medicina, al mejor trabajo sobre un tema de anatomía quirúrgica.

“Los injertos se rompen o al estar mal colocados provocan dolores en la rodilla, o por una falla en la técnica se puede dañar la arteria poplítea que alimenta la pierna de la rodilla para abajo. Con estos estudios tratamos de buscarle una respuesta a estas complicaciones –culminó Marcos Galli–. Que la gente sepa que su rodilla puede volver casi a la normalidad”.

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