Un reciente estudio realizado en Finlandia reveló que los hombres más activos tendrían una mirada más positiva sobre la vida. Cómo la actividad física influye en el sentimiento de esperanza
El equipo de Maarit Valtonen, del Hospital Universitario de Kuopio, halló que los hombres que hacían menos de una hora semanal de actividad física moderada o intensa eran un 37% más propensos a decir que tenían sentimientos de desesperanza que aquellos que hacían por lo menos 2,5 horas de ejercicio por semana.
La sensación de desesperanza está asociada con una peor calidad de salud cardíaca y un mayor riesgo de morir, independientemente de los efectos de la depresión.
Para investigar si el ejercicio reduciría la desesperanza, como demostró hacerlo con la depresión, el equipo encuestó a 2.428 hombres de entre 42 y 60 años sobre el estado anímico y los niveles de ejercicio y probó sus niveles de aptitud física.
Los participantes que tenían los niveles más altos de desesperanza tenían "características más pronunciadas" de síndrome metabólico, que es un conjunto de síntomas que aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes tipo 2.
Además, ellos eran menos activos y tenían menor aptitud física. Los hombres que hacían por lo menos 2,5 horas de actividad moderada por semana eran significativamente menos propensos a sentir desesperanza que los que hacían ejercicio una hora o menos por semana y esa asociación se mantuvo aún tras ajustar factores como la edad, el nivel socioeconómico, el tabaquismo y otros.
La actividad física intensa tuvo un efecto especialmente importante. Tras ajustar el dato de la depresión, la relación entre la desesperanza y la actividad física se mantuvo. Pero mientras que los bajos niveles de aptitud física también estaban asociados con una mayor probabilidad de sentir desesperanza, un nuevo análisis halló que la depresión era el factor causal.
Los autores señalaron que muchas personas, incluidas las que no están deprimidas ni tienen enfermedades mentales, sienten desesperanza. El nuevo estudio, opinaron, sugiere que la "desesperanza y la depresión estarían superpuestas, aunque son entidades distintas".
Los resultados sugieren también que estar activo ayuda a "reducir o proteger de sentimientos de desesperanza" aún cuando la aptitud física de una persona no mejore.
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