Atravesar la barrera de los 18 kilos incide en la posibilidad de padecer esta condición, que a su vez influye en el peso y tamaño del niño. Los especialistas recomiendan engordar aproximadamente un kilo por mes
El embarazo es una etapa de gozo y alegría en la cual las futuras mamás se distienden, se relajan y se dedican a ellas y al niño que están esperando. Sin embargo, en algunos casos la sensación de alegría, bienestar y, por qué no, los miedos y la ansiedad juegan una mala pasada generando una ganancia de peso que, más allá de lo recomendable para cualquier gestación, puede poner en riesgo la salud del bebé y de la mamá.Esta es la principal conclusión a la que arribaron los investigadores del Kaiser Permanent Center for Health Research de Oregon y Hawai, Estados Unidos, quienes analizaron a 41.540 mujeres embarazadas de la región del pacífico, que se encontraban en vigilancia médica debido al riesgo de contraer diabetes gestacional, una condición que desarrollada y descubierta durante la gestación y no previamente, incide directamente sobre el peso del bebé.
El ejercicio físico ayuda a evitar el exceso de peso durante el embarazo
"Es muy importante que las mamás tomen conciencia sobre la relevancia que tiene mantener un buen peso y estado físico durante el embarazo. Esto ayuda mucho a reducir el riesgo de tener diabetes en la gestación y, por ende, un bebé que pese más de lo que debería", señaló la doctora Teresa Hillier, líder del estudio e integrante de la mencionada institución, en las conclusiones de la experiencia que forman parte de la más reciente edición de la publicación especializada Obstetrics & Gynecology.
"Cuanto más peso se gane durante el embarazo, mayores serán las probabilidades de tener un bebé de más de cuatro kilos, por ejemplo. Esa situación no sólo puede complicar el parto -llegando incluso a tener que realizar una cesárea o a lesionar algún hueso del niño- sino que además incide en el desarrollo a futuro, en la adolescencia o adultez, de problemas de sobrepeso, obesidad o diabetes. Creemos que 18 kilos sería el punto máximo al que había que llegar pensando en preservar la salud; porque una vez pasada esa barrera las posibilidades de tener un hijo que pese más de cuatro kilos se duplican", continuó la doctora Hillier.
A fin de mostrar algunos de los números del trabajo, la especialista añadió: "De los resultados del estudio se desprende que aproximadamente el 20 por ciento de las mujeres involucradas en el relevamiento engordaron más de 18 kilos; mientras que menos del 12 por ciento de las que engordaron el ya clásico 'kilo por mes' tuvieron hijos de más de cuatro".
¿Qué es la diabetes gestacional?
La diabetes del embarazo es una condición que no existía previamente y que suele desaparecer después del parto. Su desarrollo es una combinación de factores entre los que se destacan el aumento de la sensibilidad materna a la insulina que se produce durante las primeras semanas y genera que la glucemia baje.
Posteriormente y cuando la gestación avanza algunos meses, el proceso continúa generándose -por acción de las hormonas- que la glucosa aumente. Este incremento será fundamental para que el bebé pueda alimentarse y nutrirse.
Pero, si la mamá tiene antecedentes familiares que puedan determinar una tendencia al desarrollo de la diabetes, éste será el momento en el cual la enfermedad comience a desarrollarse.
En caso que el cuadro se concrete, la glucosa será mayor de la normal y al pasar al niño a través de la placenta provocará que el bebito produzca más insulina y, por lo tanto, gane peso. Esta es la razón por la cual suele relacionarse la diabetes gestacional con el incremento en el tamaño de los bebés.
"Lo más importante es remarcar que trabajando sobre la prevención y con un adecuado tratamiento, es posible prevenir complicaciones. De hecho, establecimos que las mujeres que tienen un nivel de glucemia normal pero aumentan más de 18 kilos tienen más posibilidades de tener un bebé de más de cuatro kilos que aquellas que aún teniendo diabetes gestacional, realizan el tratamiento y los controles correspondientes", consignó la doctora Hillier.
"Por eso, de ninguna manera queremos promover las dietas extremas durante la gestación porque del mismo modo que el exceso de peso es riesgoso para el bebé, la malnutrición también. Nuestra idea es contribuir -a través de los resultados de la investigación- a que las mamás embarazadas se alimenten en forma saludable, con proteínas, calcio, vegetales, frutas, legumbres y cereales; y que además contando con el asesoramiento de un profesional, realicen actividad física acorde a cada instancia del embarazo", concluyó la líder del estudio.
¿Es necesario excluir la sal de la dieta?
Debido a la asociación habitual entre la sal y la posibilidad de sufrir problemas de hipertensión que también contribuyen al desarrollo de la diabetes, Pro-Salud News dialogó con el doctor Carlos Wahren, jefe del departamento de Pediatría del Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA) quién refirió: "A excepción de los casos en los cuales la mamá tiene antecedentes de hipertensión durante embarazos anteriores, diabetes gestacional o preeclampsia, en general no se puntualiza acerca de la imposibilidad de consumir sal, es decir, que no es una de las recomendaciones más frecuentes. Sin embargo, la sal colabora en la retención de líquidos, situación que no es recomendable ni cómoda durante el embarazo".
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