Aun con la polémica que temas como fertilización asistida, ovodonación y alquiler de vientres generan, en pleno siglo XXI en la Argentina, hay tópicos de los que siempre es mejor hablar, que callar y preferible saber, que ignorar.
El doctor Fernando Akerman (MN 74141) es un médico argentino especialista en fertilidad, que hace 15 años lleva a cabo en La Florida (EEUU) tratamientos de fertilización a través de la subrogación de vientres.
De visita en la Argentina para realizar una charla sobre los temas que lo ocupan, habló con Infobae.com acerca de la importancia de que esto se esté hablando y “que el Poder Ejecutivo haya anunciado que se va a discutir en el Congreso”.
“El alquiler de vientre es un tratamiento en el que una pareja recurre a la Fertilización in Vitro (FIV), pero en lugar de implantar los embriones en el útero de la mujer lo hace en el de otra persona que se designa como madre subrogada”. Así Akerman definió la técnica que desarrolla y aclaró que “para recurrir a este tipo de tratamiento tiene que existir una clara indicación médica”.
“La paciente no debe tener útero, ya sea por una malformación o porque se lo hayan extraído en una cirugía y debe haberse sometido a muchos tratamientos de fertilidad sin éxito. También se recurre al vientre de alquiler cuando la mujer tiene problemas para llevar un embarazo a término o cuando tiene algún problema que determina que si queda embarazada pone en riesgo su vida o la del bebé”, detalló y agregó que “otro de los casos en los que se recurre a esta técnica es cuando una pareja gay de hombres quiere formar una familia”.
Entre las variantes que presenta este tratamiento figuran que la pareja use los óvulos de la mujer o bien provengan de una donante si, además del problema del útero, tiene problemas de calidad de sus óvulos.
Así es que Akerman diferenció que existen dos tipos de subrogación: “La subrogación clásica, en la que la madre subrogante aporta el útero y los óvulos (que está cuestionada y yo no la hago porque se crea un vínculo mucho más estrecho con el bebé y puede generar un conflicto emocional) y la subrogación gestacional, en la que la madre subrogante sólo gesta el embarazo”.
“El esperma generalmente es de la pareja”, explicó el especialista, quien aclaró que “cuando se trata de una pareja gay se usa indistintamente el esperma de uno u otro o bien se dividen los óvulos y se inyecta algunos con los espermas de uno y otros con los del otro”.
El tratamiento tiene un costo, en La Florida, de 85 mil dólares aproximadamente, que incluye gastos médicos, de la agencia para encontrar a la mamá subrogante, gastos del embarazo, abogado y honorarios de la madre sustituta, que es quien percibe la mayor cantidad de dinero (si es la primera vez, 20 mil dólares y la segunda 25 mil).
Sobre la madre subrogante
En palabras de Akerman, “para aceptar a una mujer que quiere ofrecerse como potencial madre subrogada se tienen en cuenta cuestiones como que tenga entre 21 y 30 años, que tenga un hijo que haya nacido de un embarazo a término y sin problemas de fertilidad, que el embarazo haya cursado sin complicaciones, que el bebé esté vivo y viva con ella, que ella sea sana, que no fume ni tome alcohol, que tenga una vida estable emocionalmente, además de pasar una serie de pruebas psicológicas y médicas“.
Y aclaró que si bien la estética no es problema “no se eligen mujeres obesas porque tienen incidencia de diabetes en el embarazo”.
Entre otros detalles, la pareja que la elige puede querer que hable español por la comunicación durante el embarazo, tanto con ellos como con el bebé.
“Durante la selección yo siempre exijo que se conozcan con los pacientes, ya sea por teléfono o videoconferencia al principio –contó Akerman-. Luego, durante el embarazo, depende de dónde viva la pareja se conectarán por videoconferencia o la pareja puede viajar cuando se le hacen las ecografías clave (como la que se conoce el sexo del bebé) y desde luego para el nacimiento“.
Y subrayó: “Lo que va a ocurrir después del parto lo deciden la pareja con la mamá sustituta. Hay gente que no quiere tener relación y algunos dicen que quieren tener un contacto de por vida. En realidad la mayoría no sigue un vínculo”.
En este punto, el especialista enfatizó en que “todo este procedimiento se le tiene que contar al niño naturalmente”.
Y dado que es de esperar que los niños quieran ver fotos de su madre embarazada y conocer detalles de su llegada al mundo, insistió que “siempre teniendo en cuenta la edad del menor, deben responderse todas las preguntas”.
Legalidades y proyecto argentino
Consultado acerca del mecanismo por el que una pareja argentina puede hacer este tratamiento en los EEUU y regresar al país con su hijo “en regla”, Akerman explicó: “Al ser legal esta práctica en los EEUU (aunque sólo seis estados permiten este tratamiento) al día siguiente del nacimiento un abogado se presenta ante el juzgado correspondiente usando como evidencia la historia clínica donde consta que la mamá sustituta quedó embarazada con este tratamiento y que los óvulos y espermatozoides son de los padres biológicos. El juez emite una orden a lo que sería el Registro Civil, que otorga un certificado de nacimiento con el nombre de los padres, que es el mismo que se da a los padres de niños que nacen en ese Estado. Con ese certificado, los padres sacan la tarjeta de seguro social y después el pasaporte norteamericano para volver a la Argentina”.
Y sobre la posibilidad de que en la Argentina se desarrolle este tipo de prácticas, Akerman, calificó como “fantástico que esto se esté hablando y que el Poder Ejecutivo haya anunciado que este tema se va a discutir en el Congreso”.
“En otro nivel, falta educar a la gente para que se entere que este tipo de tratamientos son para personas que realmente están sufriendo y llevan años de infertilidad y que no son sólo para una pareja homosexual”, subrayó el especialista, quien apuntó que “de hecho, más del 90% que recurre son parejas heterosexuales”.
Y remarcó: “A nivel de legislación esperemos que al menos se trate una Ley de Fertilización Asistida. Si se puede legislar algo de maternidad subrogada me parecería fantástico, ya que en la Argentina se tienen los elementos espero estamos en pañales“.
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