Al reflejarse luz solar en la nieve hace que la cantidad de rayos solares que llegan a los ojos se vea aumentada entre un 70 a 90% más que lo habitual. Para la práctica del ski, las lentes deben ser plásticas de gran resistencia a los impactos
En la altura la absorción de los rayos que genera la atmósfera se ve reducida, por ejemplo, a 1.000 metros de altura recibimos un 10% más de rayos solares.
Todo esto hace imprescindible que las lentes que utilicemos bloqueen entre el 99 y el 100% de los rayos UV, es por ello que es importante elegir un producto de una marca reconocida que nos garantice que este filtro realmente existe.
Profesionales de representantes de la firma Bollé destacaron que las antiparras de la línea tienen una lente doble de policarbonato que brindan una calidad superior y garantizan una protección óptica de la visión.
Es importante aclarar que el filtro UV de una lente no está relacionado con lo oscura que la lente sea, ya que una lente puede ser muy oscura y no tener un buen filtro UV.
En la práctica del ski, se está expuesto a caídas y golpes, por lo que los anteojos deben ser de lentes plásticas de policarbonato de gran resistencia a los impactos y con formas panorámicas que aseguren una eficiente cobertura de los ojos.
Los armazones deben ser muy livianos y con un buen calce que asegure que no se muevan ni se nos caigan mientras esquiamos.
Los modelos Zimmer y Quazar, por ejemplo, utilizan la tecnología equalizer que cuenta con una ventilación respirable y a prueba de agua para eliminar cualquier acumulación de humedad.
Tanto las lentes de los anteojos como de las antiparras, al ser de un material plástico son fácilmente rayables, por lo que también es recomendable que posean un tratamiento anti scratch que aumente la resistencia a las rayaduras.
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