Tras registrar los hábitos nocturnos de más de 300 niños, de 4 a 10 años, durante una semana, un equipo halló que los obesos dormían menos horas y con un patrón más irregular que los más delgados.
“Duermen menos, comen más, hacen menos ejercicio porque están cansados y, por lo tanto, engordan”, planteó el doctor David Gozal, experto en trastornos infantiles del sueño de University of Chicago y autor principal del estudio.
Por ejemplo, explicó, si se le reduce el descanso a un adulto sano, su organismo actuará como si tuviera diabetes, con signos como menor tolerancia al aumento de azúcar en sangre.
“En los últimos 50 años notamos un aumento de la tasa de obesidad también en los niños, junto con una reducción de la cantidad de horas de sueño en los más jóvenes”, agregó.
Para comprobar si ambos fenómenos están asociados, el equipo de Gozal le pidió a un grupo de niños que utilizara un dispositivo pequeño para medir el sueño nocturno.
Mientras que los niños dormían unas 8 horas por noche, sin importante su peso, los obesos dormían unos 20 minutos menos los fines de semana y con un patrón irregular en la semana. Eso es mucho menos de las 9 horas de descanso que National Heart, Lung and Blood Institute recomienda para niños y adolescentes.
“Si una persona duerme poco durante la semana, pero lo compensa el fin de semana, reduce el riesgo de ser obesos de 4 a 2,8 veces”, indicó a Reuters Health. Se desconoce ciertamente cómo el sueño altera el peso, pero hormonas como la grelina y la leptina, que regulan el apetito, probablemente influyan en esa interacción.
Bruce S. McEwen, biólogo de Rockefeller University, Nueva York, que estudia las hormonas y el comportamiento, opinó que los resultados tienen sentido. En uno de sus últimos estudios halló que ratones de laboratorio forzados a vivir en un ciclo corto de sueño-vigilia engordaban en 1 mes y perdían función cognitiva.
“Es probable que haya una reacción causal en cadena”, dijo. Para Gozal, en tanto, los resultados deberían ser una señal de alarma para padres y políticos. “La sociedad piensa que el sueño es un bien que se puede sacrificar -dijo-. Pero educar mejor a padres e hijos sobre el hábito del sueño regular, y no sacrificándolo por tiempo de TV, nos permitiría tener una sociedad más saludable”.
jueves, 27 de enero de 2011
Más frutas y verduras, para evitar complicaciones por el calor
La alimentación, de acuerdo a lo indicado por los especialistas, cumple un rol clave en la prevención de cuadros de deshidratación y complicaciones sanitarias durante el verano.
El ministro de Salud, Juan Manzur, sostuvo que “en estos días de tanto calor es importante consumir todos los nutrientes que se necesitan”, y aclaró que “no solamente con alimentos sólidos, sino también con una importante cantidad de líquidos”.
Manzur destacó, en un comunicado, la importancia de mantenerse hidratado ante la presencia de temperaturas agobiantes y para eso recomendó “además de tomar agua, incorporar jugos naturales que, además de nutrir contribuyen a una alimentación equilibrada”.
En ese marco, añadió que “también el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos aumenta durante el verano“.
Por eso, estimó “fundamental tomar algunas medidas para que la alimentación sea segura, especialmente cuando se registran altas temperaturas”.
Manzur explicó que “es importante mantener la cadena de frío en los productos perecederos” ya que “si ésta se rompe aumenta el riesgo de que distintos microorganismos contaminen los alimentos, aumentando las posibilidades de que la persona se intoxique”.
La cartera sanitaria destacó entre sus recomendaciones ingerir por lo menos de 2 litros de líquido a lo largo del día, agua con o sin gas, jugos y licuados naturales de frutas o verduras.
También realizar varias comidas en porciones pequeñas para no sobrecargar el trabajo digestivo y evitar los alimentos muy calientes y los de alto contenido en grasa y sodio.
Señaló que hay que tratar de no consumir cuando hace calor las frituras, que suelen caer pesadas, tienen un proceso de digestión lento y hay que incluir leche y yogures frescos en la dieta, reduciendo el consumo de bebidas alcohólicas y cafeína e infusiones calientes.
Por su parte, Sergio Muryán, jefe de Cardiología y Unidad Coronaria del Sanatorio de los Arcos, coincidió en que “las altas temperaturas pueden provocar cambios en el organismo que a veces perjudican nuestra salud, como los golpes de calor”.
Muryán insistió en la importancia de la hidratación “en los personas que integran los grupos de riesgo”, entre ellos hipertensos, cardíacos y diabéticos y “mantener una dieta sana”.
El especialista sostuvo en cuanto a la alimentación que “es recomendable reponer líquidos y sales que se pierden con la sudoración e incorporar ensaladas, frutas, verduras y jugos en mayores cantidades”.
En tanto, insistió en la importancia de “la hidratación adecuada de los niños y los grupos mayores de 65 años, en los cuales el golpe de calor puede tener consecuencias graves”.
En igual sentido, Mónica Katz, nutricionista de la Universidad de la Fundación Favaloro, sostuvo que ante una ola de calor “la comida tiene que ser fresca y sana, para incorporar nutrientes y agua al organismo y que este funcione mejor”.
Katz propuso “incorporar las frutas y verduras de estación a la dieta que, además de agua, aportan vitaminas y fibra”.
También aconsejó “hacer atractivos los menúes incluyendo carnes magras y vegetales, para sentirse saciado y a gusto con cada comida”.
Algunas de las alternativas para el desayuno y la merienda recomendadas por los nutricionstas pueden ser: un vaso de yogur bebible entero o descremado adicionado con dos cucharadas de cereales o una fruta o postre a base de leche.
Un jugo de frutas con leche o agua con azúcar o edulcorante, más 2 tostadas ó 4 a 5 galletitas de agua o de salvado con queso y mermelada.
Otra opción puede ser un vaso de jugo de naranja o de licuado de frutas con leche o agua y una rodaja de pan de salvado con queso y dulce.
En tanto en el almuerzo o cena, se puede elegir entre: tomates rellenos con atún, arvejas, la pulpa del tomate, arroz y poca mayonesa.
Pollo frío sin piel, carne magra o pescado, acompañado con ensalada completa y se le puede adicionar una cucharada de aceite de girasol u oliva.
También sugirió ensalada de verduras (que contenga huevo, vegetales y jamón o pollo), tartas o tortillas de verduras (zapallitos, acelgas o berenjenas), salpicón de ave con verduras o una parrillada de vegetales con una porción chica de carne desgrasada.
En tanto que a la hora del postre se puede optar por helados de frutas, ensalada de frutas, postre con leche, yogur con frutas o cereales, gelatina sola o con trozos de fruta o frutas frescas de estación.
El ministro de Salud, Juan Manzur, sostuvo que “en estos días de tanto calor es importante consumir todos los nutrientes que se necesitan”, y aclaró que “no solamente con alimentos sólidos, sino también con una importante cantidad de líquidos”.
Manzur destacó, en un comunicado, la importancia de mantenerse hidratado ante la presencia de temperaturas agobiantes y para eso recomendó “además de tomar agua, incorporar jugos naturales que, además de nutrir contribuyen a una alimentación equilibrada”.
En ese marco, añadió que “también el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos aumenta durante el verano“.
Por eso, estimó “fundamental tomar algunas medidas para que la alimentación sea segura, especialmente cuando se registran altas temperaturas”.
Manzur explicó que “es importante mantener la cadena de frío en los productos perecederos” ya que “si ésta se rompe aumenta el riesgo de que distintos microorganismos contaminen los alimentos, aumentando las posibilidades de que la persona se intoxique”.
La cartera sanitaria destacó entre sus recomendaciones ingerir por lo menos de 2 litros de líquido a lo largo del día, agua con o sin gas, jugos y licuados naturales de frutas o verduras.
También realizar varias comidas en porciones pequeñas para no sobrecargar el trabajo digestivo y evitar los alimentos muy calientes y los de alto contenido en grasa y sodio.
Señaló que hay que tratar de no consumir cuando hace calor las frituras, que suelen caer pesadas, tienen un proceso de digestión lento y hay que incluir leche y yogures frescos en la dieta, reduciendo el consumo de bebidas alcohólicas y cafeína e infusiones calientes.
Por su parte, Sergio Muryán, jefe de Cardiología y Unidad Coronaria del Sanatorio de los Arcos, coincidió en que “las altas temperaturas pueden provocar cambios en el organismo que a veces perjudican nuestra salud, como los golpes de calor”.
Muryán insistió en la importancia de la hidratación “en los personas que integran los grupos de riesgo”, entre ellos hipertensos, cardíacos y diabéticos y “mantener una dieta sana”.
El especialista sostuvo en cuanto a la alimentación que “es recomendable reponer líquidos y sales que se pierden con la sudoración e incorporar ensaladas, frutas, verduras y jugos en mayores cantidades”.
En tanto, insistió en la importancia de “la hidratación adecuada de los niños y los grupos mayores de 65 años, en los cuales el golpe de calor puede tener consecuencias graves”.
En igual sentido, Mónica Katz, nutricionista de la Universidad de la Fundación Favaloro, sostuvo que ante una ola de calor “la comida tiene que ser fresca y sana, para incorporar nutrientes y agua al organismo y que este funcione mejor”.
Katz propuso “incorporar las frutas y verduras de estación a la dieta que, además de agua, aportan vitaminas y fibra”.
También aconsejó “hacer atractivos los menúes incluyendo carnes magras y vegetales, para sentirse saciado y a gusto con cada comida”.
Algunas de las alternativas para el desayuno y la merienda recomendadas por los nutricionstas pueden ser: un vaso de yogur bebible entero o descremado adicionado con dos cucharadas de cereales o una fruta o postre a base de leche.
Un jugo de frutas con leche o agua con azúcar o edulcorante, más 2 tostadas ó 4 a 5 galletitas de agua o de salvado con queso y mermelada.
Otra opción puede ser un vaso de jugo de naranja o de licuado de frutas con leche o agua y una rodaja de pan de salvado con queso y dulce.
En tanto en el almuerzo o cena, se puede elegir entre: tomates rellenos con atún, arvejas, la pulpa del tomate, arroz y poca mayonesa.
Pollo frío sin piel, carne magra o pescado, acompañado con ensalada completa y se le puede adicionar una cucharada de aceite de girasol u oliva.
También sugirió ensalada de verduras (que contenga huevo, vegetales y jamón o pollo), tartas o tortillas de verduras (zapallitos, acelgas o berenjenas), salpicón de ave con verduras o una parrillada de vegetales con una porción chica de carne desgrasada.
En tanto que a la hora del postre se puede optar por helados de frutas, ensalada de frutas, postre con leche, yogur con frutas o cereales, gelatina sola o con trozos de fruta o frutas frescas de estación.
Tips para mantener la piel hidratada en verano
Poseer un cuerpo bello y en especial una piel hermosa y bronceada se convirtió en uno de los principales objetivos tanto de mujeres como hombres, pero muchas veces pocas o un muy bajo porcentaje de todas estas personas toman las precauciones necesarias para cuidar su piel, en especial cuando se encuentran al sol.
Debido a esta desatención, algunos estudios lograron demostrar que el 68 por ciento de las personas que acuden a la playa o a lugares vacacionales quedan con secuelas (no graves) causadas por el sol, en especial en el ámbito de la hidratación.
Frente a ello, se ofrecen algunas recomendaciones para hidratar el cuerpo y una serie de tips sobre cómo aprovechar al máximo el sol sin que la piel pueda sufrir daño alguno:
• Cremas hidratantes: estas novedosas cremas que se aplican por lo general durante la noche antes de dormir poseen importantes agentes que contribuyen directamente a la rehidratación de la piel sin la necesidad de realizar importantes ni caros tratamientos.
• Líquido: este es posiblemente el elemento más importante para rehidratar el cuerpo después del sol, ya que gracias a él se acelera en un 30 por ciento el proceso de rehidratación, sin mencionar que contribuye directamente a que nuestra piel regrese a su estado natural y recupere sales minerales. ¿Qué líquidos son los recomendados? Agua, agua con gas, jugos de frutas naturales, té frío y gelatinas. Aproximadamente 3 a 4 litros estarán bien para compensar un día a pleno sol. Si, además, se somete al organismo a situaciones en las que la pérdida de agua es mayor, debe aumentarse la cantidad de la ingesta para compensarlo. Ese es el caso de realizar deporte o de ir a la playa.
• Alimentación: este es un punto crucial pues gracias a este proceso es que nuestro cuerpo logra recuperar un gran número de sales minerales que ayudan a evitar la aparición de la deshidratación. Ensaladas de tres colores, frutas frescas y pescado no pueden faltar en una dieta de verano.
• Se recomienda utilizar ropa ligera que ayude a que el cuerpo se mantenga en constante ventilación, para así disminuir el porcentaje de deshidratación.
• Antes del bronceado es básico llevar una protección solar como cremas y filtros que evite que la piel sufra las consecuencias del intenso calor de los días; todo esto con el fin de evitar padecimientos como las manchas solares y el envejecimiento prematuro, entre otros.
Debido a esta desatención, algunos estudios lograron demostrar que el 68 por ciento de las personas que acuden a la playa o a lugares vacacionales quedan con secuelas (no graves) causadas por el sol, en especial en el ámbito de la hidratación.
Frente a ello, se ofrecen algunas recomendaciones para hidratar el cuerpo y una serie de tips sobre cómo aprovechar al máximo el sol sin que la piel pueda sufrir daño alguno:
• Cremas hidratantes: estas novedosas cremas que se aplican por lo general durante la noche antes de dormir poseen importantes agentes que contribuyen directamente a la rehidratación de la piel sin la necesidad de realizar importantes ni caros tratamientos.
• Líquido: este es posiblemente el elemento más importante para rehidratar el cuerpo después del sol, ya que gracias a él se acelera en un 30 por ciento el proceso de rehidratación, sin mencionar que contribuye directamente a que nuestra piel regrese a su estado natural y recupere sales minerales. ¿Qué líquidos son los recomendados? Agua, agua con gas, jugos de frutas naturales, té frío y gelatinas. Aproximadamente 3 a 4 litros estarán bien para compensar un día a pleno sol. Si, además, se somete al organismo a situaciones en las que la pérdida de agua es mayor, debe aumentarse la cantidad de la ingesta para compensarlo. Ese es el caso de realizar deporte o de ir a la playa.
• Alimentación: este es un punto crucial pues gracias a este proceso es que nuestro cuerpo logra recuperar un gran número de sales minerales que ayudan a evitar la aparición de la deshidratación. Ensaladas de tres colores, frutas frescas y pescado no pueden faltar en una dieta de verano.
• Se recomienda utilizar ropa ligera que ayude a que el cuerpo se mantenga en constante ventilación, para así disminuir el porcentaje de deshidratación.
• Antes del bronceado es básico llevar una protección solar como cremas y filtros que evite que la piel sufra las consecuencias del intenso calor de los días; todo esto con el fin de evitar padecimientos como las manchas solares y el envejecimiento prematuro, entre otros.
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