Investigadores de los EEUU estiman que ese descubrimiento podría desembocar en un nuevo enfoque clínico del tratamiento del exceso de peso y la obesidad, que afectan a un tercio de la población adulta de ese país
Investigadores norteamericanos descubrieron un mecanismo molecular que controla el consumo de energía en los músculos y que permitiría regular el peso, según los trabajos efectuados en ratones y difundidos este martes.
Los autores de este estudio aparecido en Cell Metabolism estiman que ese descubrimiento podría desembocar en un nuevo enfoque clínico del tratamiento del exceso de peso y la obesidad, que afectan a un tercio de la población adulta de los Estados Unidos. Ese mecanismo lleva al organismo a almacenar calorías y contribuye, pues, a aumentar el peso.
Experiencias precedentes en animales habían mostrado que los individuos desprovistos de ese mecanismo de almacenamiento quemaban más calorías y estaban menos expuestos a tener sobrepeso.
Neutralizar ese mecanismo obliga al organismo a utilizar más energía y limita el aumento de peso.
El mecanismo está controlado por los canales potásicos que son sensibles a una molécula llamada ATP (adenosina trifosfato), explican los investigadores en su comunicación.
Esos canales o KATP participan en numerosas funciones biológicas, entre ellas la transmisión del influjo nervioso y el ATP suministra en todos los organismos vivientes la energía necesaria para las reacciones químicas de las células.
martes, 12 de enero de 2010
Cómo hacer para que los niños coman vegetales
Un estudio efectuado en Holanda indica que ofrecerles a los niños opciones vegetales durante la cena no los haría comer más de esos alimentos saludables. Qué y cuándo prefieren
El equipo de Cees de Graaf, de la Universidad de Wageningen, en Holanda, analizó si ofrecerles a niños de entre 4 y 6 años el vegetal que más les gustaba antes o durante una comida, o no, modificaría la cantidad que efectivamente comen.
Primero, los autores determinaron qué vegetal, entre ocho opciones, prefería cada uno de los 156 varones y las 147 mujeres en una escuela primaria de Holanda.
Las opciones eran: zanahoria, arvejas, coliflor, brócoli, repollo colorado, remolacha, chauchas y espinaca. Luego, en una comida con sus padres en un restaurante, 110 niños pudieron elegir entre cantidades iguales de uno o dos vegetales que antes habían aceptado comer.
A otros 97 se les dio la misma posibilidad mientras se servía la comida y 96 no pudieron elegir, sólo recibieron su vegetal preferido en el plato. Según publica American Journal of Clinical Nutrition, el equipo no observó diferencias entre los grupos. En general, los niños que pudieron elegir antes de comer ingirieron 51 gramos del vegetal servido, mientras que los otros dos grupos comieron 49 y 56 gramos, respectivamente.
De todos modos, los niños cuyos padres habían calificado como más "reactivos" a los vegetales, es decir que se enojaban ante un límite o que hacían lo contrario a lo que se les decía, comieron la mitad de los vegetales cuando no se les dio la opción a elegir, comparados con el resto de los niños.
Los chicos "disfrutaron de la posibilidad de elegir", señaló el equipo. En encuestas después de la comida, el 75% de los niños que habían podido elegir antes de que le sirvieran, dijo que se sentía feliz con ese nivel de autonomía, mientras que entre el 62 y el 63% de los otros chicos expresaron la misma sensación.
El equipo de Cees de Graaf, de la Universidad de Wageningen, en Holanda, analizó si ofrecerles a niños de entre 4 y 6 años el vegetal que más les gustaba antes o durante una comida, o no, modificaría la cantidad que efectivamente comen.
Primero, los autores determinaron qué vegetal, entre ocho opciones, prefería cada uno de los 156 varones y las 147 mujeres en una escuela primaria de Holanda.
Las opciones eran: zanahoria, arvejas, coliflor, brócoli, repollo colorado, remolacha, chauchas y espinaca. Luego, en una comida con sus padres en un restaurante, 110 niños pudieron elegir entre cantidades iguales de uno o dos vegetales que antes habían aceptado comer.
A otros 97 se les dio la misma posibilidad mientras se servía la comida y 96 no pudieron elegir, sólo recibieron su vegetal preferido en el plato. Según publica American Journal of Clinical Nutrition, el equipo no observó diferencias entre los grupos. En general, los niños que pudieron elegir antes de comer ingirieron 51 gramos del vegetal servido, mientras que los otros dos grupos comieron 49 y 56 gramos, respectivamente.
De todos modos, los niños cuyos padres habían calificado como más "reactivos" a los vegetales, es decir que se enojaban ante un límite o que hacían lo contrario a lo que se les decía, comieron la mitad de los vegetales cuando no se les dio la opción a elegir, comparados con el resto de los niños.
Los chicos "disfrutaron de la posibilidad de elegir", señaló el equipo. En encuestas después de la comida, el 75% de los niños que habían podido elegir antes de que le sirvieran, dijo que se sentía feliz con ese nivel de autonomía, mientras que entre el 62 y el 63% de los otros chicos expresaron la misma sensación.
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